Dios a
imagen y semejanza de nosotros
Es decir, Dios
es como somos nosotros. Como somos intolerantes, entonces describimos un Dios
intolerante para justificar nuestra intolerancia; iracundo, para justificar
nuestras conductas iracundas; vengativo, para justificar nuestras venganzas;
necesitado, para justificar nuestras necesidades; guerrero, para pelear en su
nombre.
Como nos
fascina dar órdenes a los demás; entonces, para que nos obedezcan decimos que
Dios así lo ha decretado; y al ser leyes sagradas no dejan opción por las
preferencias personales; el libre albedrío no cuenta; la “palabra de Dios” se
constituye en la máxima autoridad sobre las personas; y resulta que son
palabras escritas por conveniencia por algunas personas con liderazgo, en
diferentes épocas y circunstancias históricas.
Todas las
escrituras sagradas están de acuerdo que Dios dio libre albedrío a los humanos;
sin embargo, con sus enseñanzas han frustrado su ejercicio.
En algunos
países, los derechos humanos es únicamente lo que está establecido en las
Sagradas Escrituras interpretadas por
juristas religiosos.
Como a través
de la historia de la “humanidad” el mundo ha estado dominado por sociedades y
religiones dirigidas por hombres, se decidió unánimemente que Dios es Hombre, y
como los machistas creen que las mujeres son personas de segunda y tercera
categoría, decidieron que Dios también desprecia a las mujeres y es un
furibundo machista y antifeminista.
Como no somos
tolerantes con las preferencias sexuales diferentes a las nuestras, presentamos
a Dios como el más cruel homo fóbico.
Como hemos
desarrollado una sociedad basada en recompensas y castigos, entonces, las
organizaciones religiosas han predicado que Dios nos recompensará con el cielo
y nos castigará con el infierno.
Como los
líderes religiosos se dieron cuenta que ciertas concepciones filosóficas y el
avance de la ciencia refuta y contradice muchas de sus afirmaciones
anquilosadas en el tiempo, decidieron que Dios aborrece a los filósofos y se
opone a las investigaciones científicas.
Como las
organizaciones religiosas saben que existen muchas personas (Un alto porcentaje
epidémico) que prefieren obtener todo lo que desean con el menor esfuerzo
posible; entonces, predica un Dios alcahueta con los perezosos y cómplice con
los irresponsables; y por eso en sus libros sagrados han escrito «Pide y se te
os dará» y ojalá sin hacer nada. Muchos se mantienen rezando y pidiendo a Dios
y a la hora de hacer no hacen lo que deben hacer; y dejan pasar todas las
oportunidades que le ofrece la vida. Muchos no son persistentes, porque si las
cosas no empiezan a salir bien desde el comienzo, creen que esas cosas no son
lo que Dios quiere para ellos; de este tipo de humanos conocemos muchos a
nuestro alrededor. Nos hemos olvidado del libre albedrío.
Como
ignoramos porqué sufrimos, entonces, creemos que sufrir es la voluntad de Dios,
y si Dios es feliz con nuestro sufrimiento nos inventamos toda clase de
privaciones de todo aquello que nos podría hacer felices.
La amenaza de
una eternidad en el infierno ha hecho de nuestra corta estadía en la Tierra una
experiencia infernal. Hay quienes creen que Dios es quien decide quién sufre y
quién no; pero muy en el fondo todos sabemos que cada quien se forja su propio
destino. Es importante que tengamos bien claro que los sufrimientos o la
felicidad tiene dos causas: comportamientos inadecuados o adecuados en la
presente vida y saldos negativos o positivos en la herencia genética. Las
enfermedades congénitas tienen la causa en una herencia genética por malos
hábitos de vida de nuestros progenitores terrenales.
Dios es
justo, según mi concepción personal. Se puede ser pobre por falta de buena
administración del tiempo y los recursos, no porque Dios condena a ser pobres.
Como somos
débiles y vulnerables creemos que existe un poder superior por fuera de
nosotros, y por lo tanto, hay que hacer algo para tranquilizar al dueño de tal
poder y es por ello que conocemos innumerables rituales para implorar su ayuda
y aplacar la supuesta ira de Dios.
Quien todo se
lo deja a la voluntad de Dios está desconociendo el poder que Él le concedió
para vivir su propia vida, feliz y en paz con los demás.
Hasta ahora
tenemos “Justicia humana” divinizada; pero en el futuro los humanos viviremos
con justicia divina, lo entenderá cuando se adentre un poco más en la filosofía
y teología de la Iglesia Cristianismo Primigenio (ICP), una iglesia más de acuerdo
a la evolución intelectual y cultural actual.
Como las
organizaciones religiosas, para recaudar dinero contemplan ceremonias de
casamiento y de bautismo, entonces afirman que Dios abomina a los hijos nacidos
fuera de matrimonio y a los que mueren sin ser bautizados.
Como las
iglesias desean incrementar el número de adeptos, entonces, apoyan la
reproducción de la especie; y aseguran que los que tengan los testículos
aplastados o el pene cercenado no puede pertenecer a su organización y mucho
menos entrar al cielo; y así lo hacen constar en sus libros sagrados, como
palabra de Dios.
Si hago
ciertas afirmaciones es porque efectivamente lo he leído en cualquiera de los
libros sagrados que poseo y me gusta leer, aún sin estar de acuerdo totalmente.
Como estamos
conscientes de la necesidad de sangre circulando por nuestros cuerpos, entonces
describimos a un Dios sediento de sangre y es por ello que ofrendamos animales
y humanos para satisfacer su necesidad sanguínea, organizando rituales y
planeando guerras santas.
«Dios está de
nuestro lado» piensan todos los involucrados en cualquier guerra. «Separaste el
Mar Rojo para que tu pueblo elegido escapara y después lo cerró para ahogar a
los otros» escribió uno de los bandos, hace muchos siglos, en uno de los libros
sagrados existentes, asegurando que Dios aborrece a los que tiene otras
creencias religiosas. En esta misma actitud están todos los grupos religiosos.
Prácticamente
todos los libros sagrados contienen relatos mediante los cuales Dios aprueba la
destrucción y genocidios de pueblos enteros. Todos ellos hablan de la Ira de
Dios. Léalos todos y se sorprenderá tanto como yo.
Como los
líderes religiosos tienen preferencias por “x” o “y” forma de vestir, entonces,
lo imponen a sus feligreses diciendo que así lo quiere Dios; y de esta manera
están asumiendo autoridad divina. Como algunos líderes religiosos tienen
preferencias musicales afirman que Dios prohíbe la música que no sea la que
ellos prefieren, por ejemplo, prefieren los cantos sagrados y rechazan el Rock.
Estamos
confundidos y por eso presentamos un Dios confundido y contradictorio, por un
lado ordenando no matar y por el otro ordenando guerra contra los incrédulos.
Un Dios que nos da el libre albedrío, pero no deja que lo ejerzamos, porque nos
da órdenes hasta de si podemos o no tomar café. Así como lo lee, algunas normas
religiosas lo prohíben.
Nuestras
creencias sobre Dios están plagadas y contaminadas de contradicciones; porque
en prácticamente todos los libros sagrados se predica la existencia de un Dios
Todopoderoso y no caemos en cuenta que si es todopoderoso, no necesita nada de
nosotros, simplemente lo toma sin que nosotros tengamos que dárselo. Todos
ellos contradicen la noción divina de amor incondicional. Definimos a Dios como
Omnipotente, todopoderoso y en otros momentos creemos que Dios necesita de
nuestros sacrificios, ayunos, y ritos, etc. y si Dios necesita de nosotros y no
se lo damos Dios no es feliz y si Dios no es feliz atengámonos a las
consecuencias. ¿Cómo les parece este dios predicado por muchas religiones?
Cada cultura
humana tiene dentro de su libro sagrado el relato de un Dios enfadado que se
separa de nosotros. Hasta ahora, las tres organizaciones religiosas con mayor
número de adeptos (judaísmo, cristianismo e islamismo), enseñan que los humanos
estamos separados de Dios porque él nos prohibió comer una manzana y le
desobedecimos y por tal razón es natural que nosotros estemos separados también
el uno del otro. También predican que no valemos nada ante Dios, excepto algunos
líderes religiosos, consentidos de Dios, que creen que son superiores a otros y
por lo tanto no es posible la unión, entre grandes religiones; además creen que
hay personas que merecen más que otras, acaparan riquezas; sin percatarse que
la propiedad privada es la máxima expresión de separación “humana”.
Como
discriminamos, presentamos a un Dios discriminador; no hemos podido concebir
que las diferentes nacionalidades y culturas puedan mezclarse, casarse y
procrear entre ellas. ¿Puede haber algo más absurdo que creer que hindúes,
judíos, cristianos, y musulmanes no pueden orar juntos ante un mismo Dios?
Cuando no
estamos contentos con alguien lo alejamos de nosotros; entonces, imaginamos que
Dios no está contento con nosotros, por lo tanto Dios se alejó de nosotros y
nosotros para acercarlo hacemos cosas, muchas de ellas in-humanas.
Como algunos
creen que ser rico, blanco, de “X” o “Y” religión, de tal o cual país, es mejor
o superior al resto de la humanidad, entonces conciben a un Dios que también
discrimina. Los estados y las naciones hacen lo mismo con el resto del mundo.
Como somos
exigentes, individualistas, mezquinos y quisquillosos, abundan en los libros
sagrados las descripciones de Dios como un ser con estas mismas
características.
¿Cómo le
parece, Dios preocupado por nuestra presentación personal o por lo que comemos?
Según esta descripción de Dios, él es un vago que no tiene más nada que hacer
que estar preocupado por nimiedades. Los que se aferran a la obligatoriedad de
guardar el sábado o el domingo para ir a orar a tal o cual lugar creen que hay
un tiempo equivocado o lugares no adecuados para orar.
Como somos
sado-masoquistas entonces imaginamos a un Dios sádico y masoquista. Y
obviamente la “humanidad” cree que es apropiado actuar con los demás de la
misma manera que supuestamente Dios actúa con ella.
Respóndase de
manera inteligente y racional las siguientes preguntas: ¿Los libros sagrados de
todas las organizaciones religiosas fueron escritos por nosotros los
terrícolas? ¿Los líderes de todas las organizaciones religiosas, para ser
obedecidos han afirmado que las normas escritas en sus respectivos libros
sagrados son órdenes directas de Dios? ¿Los líderes de las organizaciones
religiosas, para justificar todas sus acciones u omisiones han escrito en sus
respectivos libros sagrados órdenes directas de Dios de hacer o no hacer?
¿Usted cree que Dios ha dejado de inspirar a los humanos y que los únicos
libros de inspiración divina son los que ya están escritos desde hace mucho
tiempo? Dependiendo de sus respuestas usted sabrá si vale la pena seguir
leyendo.
¿Por qué no
empezar a predicar un Dios que es feliz con nuestra felicidad? ¿Será que los
líderes religiosos creen que si los humanos son felices no acuden a las
reuniones de sus respectivas organizaciones? ¿Por qué no reunirnos para dar
gracias a un Dios que desea nuestra felicidad? ¿Por qué sólo acudir a Dios por
ayuda o para ofrecerle todo lo que supuestamente el necesita de nosotros? La
equivocación más grande de todas las organizaciones religiosas es creer que
Dios necesita cosas de nosotros para no desatar su Ira, para estar satisfecho
con nosotros. A mí se me facilita más creer que Dios es feliz con nuestra
felicidad; porque por definición (personal) Dios es felicidad, todos somos
parte integral de Dios, somos uno con Dios y si lo pensamos mejor, veremos que
unánimemente la “humanidad” desea ser feliz y convivir en paz.
Dios no está
fuera de nosotros, somos uno con Dios, somos dioses capaces de realizar lo que
nos proponemos con persistencia, y los que así lo hacen son los que vemos
disfrutando del éxito, que sólo dan gracias a Dios y nada le piden, porque
saben que Dios les dio un cerebro que le permite realizar todo lo que se han
propuesto.
La mayoría de
nuestras leyes terrenales empezaron como códigos religiosos dados, a
“privilegiados”, directamente por Dios; pero resulta que las necesidades de los
“humanos” varían; sin embargo, las sagradas escrituras son estáticas, por
aquello de que lo escrito, escrito está; indicando que Dios ya dejó de dar
instrucciones, olvidándose que estamos en un proceso evolutivo biológico y
cultural. ¿Realmente usted cree que Dios es un olvidadizo, desmemoriado, que se
desentendió de los “humanos”, que no sabe que sus necesidades cambian con el
tiempo?
El mundo se
rompe en pedazos y nosotros continuamos pegándolo con los mismos ingredientes:
reformas políticas y económicas hechas con la misma materia prima: creencias
religiosas: Dios de culpa y venganza, favoritismo y discriminación, necesitado
y paternalista, de muerte y destrucción, iracundo y guerrero.
La
“humanidad” se sorprenderá al ver como variarán las leyes humanas cuando
modifiquemos las creencias religiosas. La política y la economía son también creencias religiosas secularizadas.
Dios no
necesita de nuestra adoración, ni de nuestros sacrificios. Algunos
creyentes viven con temor mientras están
vivos y al juicio final después de muertos. Todos los libros sagrados tienen
expresiones similares como: debe obedecer a Dios o si no aténgase a las
consecuencias de un Dios iracundo; ¡Ay de ustedes! Si no me proporcionan lo que
yo demando. Citamos versículos de los libros sagrados para sustentar leyes
terrenales con la común expresión: “Así dice Jehová:, Así dice Yahvé:, Así dice
Alá:
Hasta ahora
la “humanidad” ha sido dirigida por un Dios que es a imagen y semejanza de ella
misma; de acuerdo a cada libro sagrado escrito hace varios siglos.
Los “humanos”
que creen de determinada manera están
separados de los que creen en Dios de otra manera. ¿Cuál es la manera correcta
de creer en Dios? Como es difícil saberlo, yo pienso que debemos vivir a imagen
y semejanza de Dios, siempre y cuando esa manera nos permita vivir felices y en
paz. ¿Puede haber algo más sublime que la paz? ¿Acaso vivir feliz y en paz no
es el objetivo prioritario de todos los humanos?
Creemos que
estamos actuando bien porque estamos convencidos que es lo que Dios quiere, sin
percatarnos de las contradicciones. La mayor ironía es que varios países dentro
de su sistema de justicia, sentencian a pena de muerte a los asesinos, para
dejar claro que matar es malo. ¿No le parece descabellado y contradictorio?
La pena de
muerte es venganza, es asesinato justificado, y no evita la ocurrencia de más
crímenes, según se ha podido comprobar en los países que la sentencian.
Nosotros
a imagen y semejanza de Dios
Ahora
invirtamos nuestra creencia, pensemos lo contrario: Nosotros a imagen y
semejanza de Dios. ¿De cuál Dios? De un Dios Todopoderoso, Autosuficiente,
Demócrata y nada autoritario, Omnipresente en cada persona, feliz con nuestra
felicidad, pacífico, tolerante, amoroso, misericordioso; de un Dios amante de
la sabiduría filosófica, del avance de la ciencia y de nuestro progreso
tecnológico y espiritual; de un Dios que es vida, energía y espíritu universal,
es unidad de lo tangible y lo intangible.
Vivir feliz y
en paz debe ser una razón prioritaria para todos nosotros en el momento de
pensar, hablar o realizar actividades seculares y religiosas, dentro o fuera de
iglesias.
Las creencias
religiosas individuales o de grupos deben estar subordinadas a esta prioritaria
razón de convivencia humana y divina.
Pensemos que
si Dios no pide nada de nosotros, entonces tendremos más disponibilidades para
hacer todo lo que nos ayude a construir una sociedad mundial feliz y
conviviendo en paz, según el libre albedrío.
Pensemos que
si Dios puede obtenerlo todo, pues es todopoderoso, entonces no tenemos que
darle lo que a nosotros nos hace feliz y nos permite vivir en paz.
Pensemos que
si Dios no se ha separado nunca de nosotros y no quiere ver separación entre
nosotros por ningún motivo, entonces,
podemos vivir fraternalmente como hermanos, sin discriminación alguna.
Pensemos que
si no podemos herir ni desatar la ira de Dios, entonces, sólo debemos procurar
vivir felices y en paz, porque creemos que Dios es feliz con nuestra felicidad
y se deleita viéndonos convivir en paz.
Pensemos que
si Dios es autosuficiente y no tiene las mismas necesidades físicas ni
emocionales que nosotros, pues Dios es espíritu; entonces debemos obrar
pensando en nuestras necesidades como seres sociales.
Si Dios es
misericordioso y tolerante; entonces, debemos ser tolerantes y misericordiosos
con nuestros semejantes.
Pensemos que
si no podemos herir a Dios ni desatar su ira porque él es pacífico, tolerante y
amoroso; entonces él no necesita de nuestras manos para vengarse o imponer, en
su nombre, ningún tipo de castigo a los demás, y mucho menos la pena de muerte.
Decir que no
existe el castigo divino no quiere decir que no existan las consecuencias
terrenales de acuerdo a leyes de convivencia social. Ojalá que ningún país
contemple la pena de muerte.
Nueva concepción
teológica
Irónicamente
los líderes religiosos afirman que el humanismo es el gran enemigo de Dios; sin
percatarse que vienen predicando un Dios completamente “humanizado” y al mismo
tiempo in-humano con sus exigencias.
Las conductas
más bárbaras, injustas y perversas han sido racionalizadas y justificadas
diciendo que es la voluntad de Dios; cuando en verdad debemos pensar que Dios
no es bárbaro, ni perverso ni injusto. Dios es la justicia misma,
Hemos
definido los intereses de Dios a la medida exacta de nuestros intereses
mezquinos. Es necesario empezar a concebir el humanismo como una forma de vida
centrada en intereses y valores humanos y divinos; en otras palabras, úrgenos
una nueva concepción teológica: Nosotros a imagen y semejanza de Dios.
Es urgente
una nueva concepción teológica para renacer espiritualmente, avanzar científica
y filosóficamente. Dios no ha dejado de inspirar a los humanos, es lo que creo.
Necesitamos
una teología sin absolutismos para las preguntas de siempre; una teología que
permita poner en tela de juicio las respuestas de los líderes religiosos, que
permita discutir, disentir.
Una teología
donde la apostasía no existe; que ni siquiera admita una guerra sagrada de
palabras o eternas discusiones semánticas; y mucho menos cruzadas,
inquisiciones y jihads.
Una teología
para la cual ningún libro sagrado esté sobre los demás, y constituya el único
camino; ningún profeta es más grande que los otros; ninguna nación es la más
querida por Dios; ninguna organización religiosa está más acertada que las
demás. Donde cada organización religiosa no es más que otra que ayude diversos
grupos humanos a vivir a imagen y semejanza de un Dios diferente al concebido
hasta hoy; porque ningún libro sagrado contiene infalibles palabras divinas y
eternas, y ningún templo de madera o piedra es superior o más sagrado que los
demás; y todas las iglesias, mezquitas, sinagogas, y templos son lugares
igualmente válidos para orar al Dios de todos, concebido por todos.
Una teología
que nos enseñe que todos somos dioses, energía divina, uno con Dios y, por lo
tanto, nunca nos hemos separado de Dios y mucho menos que él esté de acuerdo
con la separación entre nosotros.
Una teología
que admita que Dios aún se comunica con nosotros, sin que se necesite ser
especial o superior a los demás y, mucho
menos tener poderes sobrenaturales. Una teología en la que cualquier persona
que lo desee, con toda su alma, puede convertirse en profeta, rabino, maestro o
sacerdote, sin importar el género, el color de piel o preferencias sexuales;
que asegure que cualquier persona en la actualidad puede convertirse en uno de
los antiguos profetas y sea modelo de vida para los demás. “Las obras que yo
hago también ustedes las harán; y harán obras aún más grandes que éstas”
advirtió Jesucristo.
Que enseñe
que los profetas de las religiones lo fueron por voluntad humana y ¿por qué no?
divina también; y por tanto todas las religiones pertenecen a un mismo Dios.
Que enseñe
que si todos nos comprometemos a mejorar a diario, mediante un ejercicio de
autosugestión lograremos mejorar el inconsciente colectivo de la “humanidad”;
que enseñe el gran poder que ejerce nuestro subconsciente en nuestros actos. No
hay por qué escandalizarnos de que alguien piense y actúe como un profeta, con
tal de que lo sea para ayudar a construir un mundo mejor.
Una teología
que nos enseñe que Dios no necesita nada de nosotros; porque a Él le basta que
oremos dando gracias por todo lo que logramos, de acuerdo con nuestra
responsabilidad, responsabilidad que nos debe impulsar a hacer lo que debemos
hacer en todos los momentos de nuestras vidas.
Que predique
un Dios que si no quiere nada, no obliga a nada, porque Él lo es todo. Una
nueva teología que no predique que Dios nos concede todo lo que necesitamos,
porque nos vuelve irresponsables, perezosos y atenidos a Él, así evita generar
pedigüeños de favores divinos, que por estar pidiendo a Dios no hacen lo que se
debe hacer en el momento oportuno.
Una teología
que nos enseñe lo benéfico que es la oración auto sugestiva de la vivencia AMPM
para mejorar las normas que posibiliten la convivencia pacífica y feliz.
Una nueva
teología que nos enseñe que todos los humanos somos hijos de un mismo Creador;
que Dios es espíritu universal y como nosotros somos espíritu también, entonces
somos dioses, y como tales somos hermanos espirituales y carnales.
Una nueva
teología que nos ayude a construir una mejor sociedad humana con inspiración divina,
amor, compasión, perdón, aceptación, tolerancia, comprensión, paciencia; porque
así es como nosotros viviremos a imagen y semejanza de Dios.
Una teología
que no ofrezca salvación exclusiva ni exija aportación económica para salvarse.
Una nueva teología que enseñe que el alma es inmortal, que el cuerpo es
prestado temporalmente, que si tenemos un cuerpo, pero nosotros somos más que
un cuerpo y por lo tanto tiene importancia nuestra alma (o espíritu de vida) a
la hora de satisfacer necesidades materiales y espirituales; y que el alma es
de origen divino, porque todos somos dioses.
Los que estén
de acuerdo y propaguen una Nueva Concepción Teológica, una Nueva Teología,
aceptarán que es necesario un nuevo Libro Sagrado Universal, concebido por
todos nosotros, que bien podría llamarse Tercer Testamento.
Las
diferencias no deben dividir. En la variedad está el placer y las diferencias
son buenas. Ser diferente no es ser mejor o peor, superior o inferior, perfecto
o imperfecto, más grande o más pequeño, ni preferido o rechazado por Dios.
Estoy
consciente que las actuales creencias tan arraigadas no permiten concebir un
Dios que no premia y castiga; pero después de varias generaciones viviendo con
una NCT (Nueva Concepción teológica) estoy seguro que los futuros humanos verán
absurdas nuestras actuales creencias.
Hay quienes
sostienen que la religión no debe ocuparse de la creación de nuevos órdenes
sociales político-económicos ni de la preservación de los antiguos; y que ella
alcanza su ministerio social más alto cuando tiene la menor conexión con las
instituciones seculares de la sociedad. No estoy de acuerdo, porque debemos
evolucionar de manera dialéctica, es decir, simultánea e interdependiente en lo
religioso, filosófico y científico. Lo uno conlleva a lo otro. El humano es un
todo, no debemos concebirlo por parcelas. Los religiosos y los seculares,
colectivamente, pueden contribuir a la madurez política, a la justicia
económica, al progreso filosófico y al avance científico de la sociedad.
Por eso
también necesitamos de una nueva concepción filosófica, para que las personas
de fe no rechacen a los filósofos y a los científicos.
En mi
monografía titulada Filosofía, religión y ciencia-Una solución integral a la
crisis mundial, publicada en Monografías.com, después de explicar el ABC de la
filosofía, esquematizada en dos concepciones filosóficas, propongo una tercera
concepción filosófica.