domingo, 7 de junio de 2015

Dios a imagen y semejanza de nosotros

Es decir, Dios es como somos nosotros. Como somos intolerantes, entonces describimos un Dios intolerante para justificar nuestra intolerancia; iracundo, para justificar nuestras conductas iracundas; vengativo, para justificar nuestras venganzas; necesitado, para justificar nuestras necesidades; guerrero, para pelear en su nombre.
Como nos fascina dar órdenes a los demás; entonces, para que nos obedezcan decimos que Dios así lo ha decretado; y al ser leyes sagradas no dejan opción por las preferencias personales; el libre albedrío no cuenta; la “palabra de Dios” se constituye en la máxima autoridad sobre las personas; y resulta que son palabras escritas por conveniencia por algunas personas con liderazgo, en diferentes épocas y circunstancias históricas.
Todas las escrituras sagradas están de acuerdo que Dios dio libre albedrío a los humanos; sin embargo, con sus enseñanzas han frustrado su ejercicio.
En algunos países, los derechos humanos es únicamente lo que está establecido en las Sagradas Escrituras interpretadas por  juristas religiosos.
Como a través de la historia de la “humanidad” el mundo ha estado dominado por sociedades y religiones dirigidas por hombres, se decidió unánimemente que Dios es Hombre, y como los machistas creen que las mujeres son personas de segunda y tercera categoría, decidieron que Dios también desprecia a las mujeres y es un furibundo machista y antifeminista.
Como no somos tolerantes con las preferencias sexuales diferentes a las nuestras, presentamos a Dios como el más cruel homo fóbico.
Como hemos desarrollado una sociedad basada en recompensas y castigos, entonces, las organizaciones religiosas han predicado que Dios nos recompensará con el cielo y nos castigará con el infierno.
Como los líderes religiosos se dieron cuenta que ciertas concepciones filosóficas y el avance de la ciencia refuta y contradice muchas de sus afirmaciones anquilosadas en el tiempo, decidieron que Dios aborrece a los filósofos y se opone a las investigaciones científicas.
Como las organizaciones religiosas saben que existen muchas personas (Un alto porcentaje epidémico) que prefieren obtener todo lo que desean con el menor esfuerzo posible; entonces, predica un Dios alcahueta con los perezosos y cómplice con los irresponsables; y por eso en sus libros sagrados han escrito «Pide y se te os dará» y ojalá sin hacer nada. Muchos se mantienen rezando y pidiendo a Dios y a la hora de hacer no hacen lo que deben hacer; y dejan pasar todas las oportunidades que le ofrece la vida. Muchos no son persistentes, porque si las cosas no empiezan a salir bien desde el comienzo, creen que esas cosas no son lo que Dios quiere para ellos; de este tipo de humanos conocemos muchos a nuestro alrededor. Nos hemos olvidado del libre albedrío.
Como ignoramos porqué sufrimos, entonces, creemos que sufrir es la voluntad de Dios, y si Dios es feliz con nuestro sufrimiento nos inventamos toda clase de privaciones de todo aquello que nos podría hacer felices.
La amenaza de una eternidad en el infierno ha hecho de nuestra corta estadía en la Tierra una experiencia infernal. Hay quienes creen que Dios es quien decide quién sufre y quién no; pero muy en el fondo todos sabemos que cada quien se forja su propio destino. Es importante que tengamos bien claro que los sufrimientos o la felicidad tiene dos causas: comportamientos inadecuados o adecuados en la presente vida y saldos negativos o positivos en la herencia genética. Las enfermedades congénitas tienen la causa en una herencia genética por malos hábitos de vida de nuestros progenitores terrenales.
Dios es justo, según mi concepción personal. Se puede ser pobre por falta de buena administración del tiempo y los recursos, no porque Dios condena a ser pobres.
Como somos débiles y vulnerables creemos que existe un poder superior por fuera de nosotros, y por lo tanto, hay que hacer algo para tranquilizar al dueño de tal poder y es por ello que conocemos innumerables rituales para implorar su ayuda y aplacar la supuesta ira de Dios.
Quien todo se lo deja a la voluntad de Dios está desconociendo el poder que Él le concedió para vivir su propia vida, feliz y en paz con los demás.
Hasta ahora tenemos “Justicia humana” divinizada; pero en el futuro los humanos viviremos con justicia divina, lo entenderá cuando se adentre un poco más en la filosofía y teología de la Iglesia Cristianismo Primigenio (ICP), una iglesia más de acuerdo a la evolución intelectual y cultural actual.
Como las organizaciones religiosas, para recaudar dinero contemplan ceremonias de casamiento y de bautismo, entonces afirman que Dios abomina a los hijos nacidos fuera de matrimonio y a los que mueren sin ser bautizados.
Como las iglesias desean incrementar el número de adeptos, entonces, apoyan la reproducción de la especie; y aseguran que los que tengan los testículos aplastados o el pene cercenado no puede pertenecer a su organización y mucho menos entrar al cielo; y así lo hacen constar en sus libros sagrados, como palabra de Dios.
Si hago ciertas afirmaciones es porque efectivamente lo he leído en cualquiera de los libros sagrados que poseo y me gusta leer, aún sin estar de acuerdo totalmente.
Como estamos conscientes de la necesidad de sangre circulando por nuestros cuerpos, entonces describimos a un Dios sediento de sangre y es por ello que ofrendamos animales y humanos para satisfacer su necesidad sanguínea, organizando rituales y planeando guerras santas.
«Dios está de nuestro lado» piensan todos los involucrados en cualquier guerra. «Separaste el Mar Rojo para que tu pueblo elegido escapara y después lo cerró para ahogar a los otros» escribió uno de los bandos, hace muchos siglos, en uno de los libros sagrados existentes, asegurando que Dios aborrece a los que tiene otras creencias religiosas. En esta misma actitud están todos los grupos religiosos.
Prácticamente todos los libros sagrados contienen relatos mediante los cuales Dios aprueba la destrucción y genocidios de pueblos enteros. Todos ellos hablan de la Ira de Dios. Léalos todos y se sorprenderá tanto como yo.
Como los líderes religiosos tienen preferencias por “x” o “y” forma de vestir, entonces, lo imponen a sus feligreses diciendo que así lo quiere Dios; y de esta manera están asumiendo autoridad divina. Como algunos líderes religiosos tienen preferencias musicales afirman que Dios prohíbe la música que no sea la que ellos prefieren, por ejemplo, prefieren los cantos sagrados y rechazan el Rock.
Estamos confundidos y por eso presentamos un Dios confundido y contradictorio, por un lado ordenando no matar y por el otro ordenando guerra contra los incrédulos. Un Dios que nos da el libre albedrío, pero no deja que lo ejerzamos, porque nos da órdenes hasta de si podemos o no tomar café. Así como lo lee, algunas normas religiosas lo prohíben.
Nuestras creencias sobre Dios están plagadas y contaminadas de contradicciones; porque en prácticamente todos los libros sagrados se predica la existencia de un Dios Todopoderoso y no caemos en cuenta que si es todopoderoso, no necesita nada de nosotros, simplemente lo toma sin que nosotros tengamos que dárselo. Todos ellos contradicen la noción divina de amor incondicional. Definimos a Dios como Omnipotente, todopoderoso y en otros momentos creemos que Dios necesita de nuestros sacrificios, ayunos, y ritos, etc. y si Dios necesita de nosotros y no se lo damos Dios no es feliz y si Dios no es feliz atengámonos a las consecuencias. ¿Cómo les parece este dios predicado por muchas religiones?
Cada cultura humana tiene dentro de su libro sagrado el relato de un Dios enfadado que se separa de nosotros. Hasta ahora, las tres organizaciones religiosas con mayor número de adeptos (judaísmo, cristianismo e islamismo), enseñan que los humanos estamos separados de Dios porque él nos prohibió comer una manzana y le desobedecimos y por tal razón es natural que nosotros estemos separados también el uno del otro. También predican que no valemos nada ante Dios, excepto algunos líderes religiosos, consentidos de Dios, que creen que son superiores a otros y por lo tanto no es posible la unión, entre grandes religiones; además creen que hay personas que merecen más que otras, acaparan riquezas; sin percatarse que la propiedad privada es la máxima expresión de separación “humana”.
Como discriminamos, presentamos a un Dios discriminador; no hemos podido concebir que las diferentes nacionalidades y culturas puedan mezclarse, casarse y procrear entre ellas. ¿Puede haber algo más absurdo que creer que hindúes, judíos, cristianos, y musulmanes no pueden orar juntos ante un mismo Dios?
Cuando no estamos contentos con alguien lo alejamos de nosotros; entonces, imaginamos que Dios no está contento con nosotros, por lo tanto Dios se alejó de nosotros y nosotros para acercarlo hacemos cosas, muchas de ellas in-humanas.
Como algunos creen que ser rico, blanco, de “X” o “Y” religión, de tal o cual país, es mejor o superior al resto de la humanidad, entonces conciben a un Dios que también discrimina. Los estados y las naciones hacen lo mismo con el resto del mundo.
Como somos exigentes, individualistas, mezquinos y quisquillosos, abundan en los libros sagrados las descripciones de Dios como un ser con estas mismas características.
¿Cómo le parece, Dios preocupado por nuestra presentación personal o por lo que comemos? Según esta descripción de Dios, él es un vago que no tiene más nada que hacer que estar preocupado por nimiedades. Los que se aferran a la obligatoriedad de guardar el sábado o el domingo para ir a orar a tal o cual lugar creen que hay un tiempo equivocado o lugares no adecuados para orar.
Como somos sado-masoquistas entonces imaginamos a un Dios sádico y masoquista. Y obviamente la “humanidad” cree que es apropiado actuar con los demás de la misma manera que supuestamente Dios actúa con ella.
Respóndase de manera inteligente y racional las siguientes preguntas: ¿Los libros sagrados de todas las organizaciones religiosas fueron escritos por nosotros los terrícolas? ¿Los líderes de todas las organizaciones religiosas, para ser obedecidos han afirmado que las normas escritas en sus respectivos libros sagrados son órdenes directas de Dios? ¿Los líderes de las organizaciones religiosas, para justificar todas sus acciones u omisiones han escrito en sus respectivos libros sagrados órdenes directas de Dios de hacer o no hacer? ¿Usted cree que Dios ha dejado de inspirar a los humanos y que los únicos libros de inspiración divina son los que ya están escritos desde hace mucho tiempo? Dependiendo de sus respuestas usted sabrá si vale la pena seguir leyendo.
¿Por qué no empezar a predicar un Dios que es feliz con nuestra felicidad? ¿Será que los líderes religiosos creen que si los humanos son felices no acuden a las reuniones de sus respectivas organizaciones? ¿Por qué no reunirnos para dar gracias a un Dios que desea nuestra felicidad? ¿Por qué sólo acudir a Dios por ayuda o para ofrecerle todo lo que supuestamente el necesita de nosotros? La equivocación más grande de todas las organizaciones religiosas es creer que Dios necesita cosas de nosotros para no desatar su Ira, para estar satisfecho con nosotros. A mí se me facilita más creer que Dios es feliz con nuestra felicidad; porque por definición (personal) Dios es felicidad, todos somos parte integral de Dios, somos uno con Dios y si lo pensamos mejor, veremos que unánimemente la “humanidad” desea ser feliz y convivir en paz.
Dios no está fuera de nosotros, somos uno con Dios, somos dioses capaces de realizar lo que nos proponemos con persistencia, y los que así lo hacen son los que vemos disfrutando del éxito, que sólo dan gracias a Dios y nada le piden, porque saben que Dios les dio un cerebro que le permite realizar todo lo que se han propuesto.
La mayoría de nuestras leyes terrenales empezaron como códigos religiosos dados, a “privilegiados”, directamente por Dios; pero resulta que las necesidades de los “humanos” varían; sin embargo, las sagradas escrituras son estáticas, por aquello de que lo escrito, escrito está; indicando que Dios ya dejó de dar instrucciones, olvidándose que estamos en un proceso evolutivo biológico y cultural. ¿Realmente usted cree que Dios es un olvidadizo, desmemoriado, que se desentendió de los “humanos”, que no sabe que sus necesidades cambian con el tiempo?
El mundo se rompe en pedazos y nosotros continuamos pegándolo con los mismos ingredientes: reformas políticas y económicas hechas con la misma materia prima: creencias religiosas: Dios de culpa y venganza, favoritismo y discriminación, necesitado y paternalista, de muerte y destrucción, iracundo y guerrero.
La “humanidad” se sorprenderá al ver como variarán las leyes humanas cuando modifiquemos las creencias religiosas. La política y la economía son  también creencias religiosas secularizadas.
Dios no necesita de nuestra adoración, ni de nuestros sacrificios. Algunos creyentes  viven con temor mientras están vivos y al juicio final después de muertos. Todos los libros sagrados tienen expresiones similares como: debe obedecer a Dios o si no aténgase a las consecuencias de un Dios iracundo; ¡Ay de ustedes! Si no me proporcionan lo que yo demando. Citamos versículos de los libros sagrados para sustentar leyes terrenales con la común expresión: “Así dice Jehová:, Así dice Yahvé:, Así dice Alá:
Hasta ahora la “humanidad” ha sido dirigida por un Dios que es a imagen y semejanza de ella misma; de acuerdo a cada libro sagrado escrito hace varios siglos.
Los “humanos” que creen de  determinada manera están separados de los que creen en Dios de otra manera. ¿Cuál es la manera correcta de creer en Dios? Como es difícil saberlo, yo pienso que debemos vivir a imagen y semejanza de Dios, siempre y cuando esa manera nos permita vivir felices y en paz. ¿Puede haber algo más sublime que la paz? ¿Acaso vivir feliz y en paz no es el objetivo prioritario de todos los humanos?
Creemos que estamos actuando bien porque estamos convencidos que es lo que Dios quiere, sin percatarnos de las contradicciones. La mayor ironía es que varios países dentro de su sistema de justicia, sentencian a pena de muerte a los asesinos, para dejar claro que matar es malo. ¿No le parece descabellado y contradictorio?
La pena de muerte es venganza, es asesinato justificado, y no evita la ocurrencia de más crímenes, según se ha podido comprobar en los países que la sentencian.

Nosotros a imagen y semejanza de Dios

Ahora invirtamos nuestra creencia, pensemos lo contrario: Nosotros a imagen y semejanza de Dios. ¿De cuál Dios? De un Dios Todopoderoso, Autosuficiente, Demócrata y nada autoritario, Omnipresente en cada persona, feliz con nuestra felicidad, pacífico, tolerante, amoroso, misericordioso; de un Dios amante de la sabiduría filosófica, del avance de la ciencia y de nuestro progreso tecnológico y espiritual; de un Dios que es vida, energía y espíritu universal, es unidad de lo tangible y lo intangible.
Vivir feliz y en paz debe ser una razón prioritaria para todos nosotros en el momento de pensar, hablar o realizar actividades seculares y religiosas, dentro o fuera de iglesias.
Las creencias religiosas individuales o de grupos deben estar subordinadas a esta prioritaria razón de convivencia humana y divina.
Pensemos que si Dios no pide nada de nosotros, entonces tendremos más disponibilidades para hacer todo lo que nos ayude a construir una sociedad mundial feliz y conviviendo en paz, según el libre albedrío.
Pensemos que si Dios puede obtenerlo todo, pues es todopoderoso, entonces no tenemos que darle lo que a nosotros nos hace feliz y nos permite vivir en paz.
Pensemos que si Dios no se ha separado nunca de nosotros y no quiere ver separación entre nosotros por ningún motivo, entonces,  podemos vivir fraternalmente como hermanos,  sin discriminación alguna.
Pensemos que si no podemos herir ni desatar la ira de Dios, entonces, sólo debemos procurar vivir felices y en paz, porque creemos que Dios es feliz con nuestra felicidad y se deleita viéndonos convivir en paz.
Pensemos que si Dios es autosuficiente y no tiene las mismas necesidades físicas ni emocionales que nosotros, pues Dios es espíritu; entonces debemos obrar pensando en nuestras necesidades como seres sociales.
Si Dios es misericordioso y tolerante; entonces, debemos ser tolerantes y misericordiosos con nuestros semejantes.
Pensemos que si no podemos herir a Dios ni desatar su ira porque él es pacífico, tolerante y amoroso; entonces él no necesita de nuestras manos para vengarse o imponer, en su nombre, ningún tipo de castigo a los demás, y mucho menos la pena de muerte.
Decir que no existe el castigo divino no quiere decir que no existan las consecuencias terrenales de acuerdo a leyes de convivencia social. Ojalá que ningún país contemple la pena de muerte.

Nueva concepción teológica

Irónicamente los líderes religiosos afirman que el humanismo es el gran enemigo de Dios; sin percatarse que vienen predicando un Dios completamente “humanizado” y al mismo tiempo in-humano con sus exigencias.
Las conductas más bárbaras, injustas y perversas han sido racionalizadas y justificadas diciendo que es la voluntad de Dios; cuando en verdad debemos pensar que Dios no es bárbaro, ni perverso ni injusto. Dios es la justicia misma, 
Hemos definido los intereses de Dios a la medida exacta de nuestros intereses mezquinos. Es necesario empezar a concebir el humanismo como una forma de vida centrada en intereses y valores humanos y divinos; en otras palabras, úrgenos una nueva concepción teológica: Nosotros a imagen y semejanza de Dios.
Es urgente una nueva concepción teológica para renacer espiritualmente, avanzar científica y filosóficamente. Dios no ha dejado de inspirar a los humanos, es lo que creo.
Necesitamos una teología sin absolutismos para las preguntas de siempre; una teología que permita poner en tela de juicio las respuestas de los líderes religiosos, que permita discutir, disentir.
Una teología donde la apostasía no existe; que ni siquiera admita una guerra sagrada de palabras o eternas discusiones semánticas; y mucho menos cruzadas, inquisiciones y jihads.
Una teología para la cual ningún libro sagrado esté sobre los demás, y constituya el único camino; ningún profeta es más grande que los otros; ninguna nación es la más querida por Dios; ninguna organización religiosa está más acertada que las demás. Donde cada organización religiosa no es más que otra que ayude diversos grupos humanos a vivir a imagen y semejanza de un Dios diferente al concebido hasta hoy; porque ningún libro sagrado contiene infalibles palabras divinas y eternas, y ningún templo de madera o piedra es superior o más sagrado que los demás; y todas las iglesias, mezquitas, sinagogas, y templos son lugares igualmente válidos para orar al Dios de todos, concebido por todos.
Una teología que nos enseñe que todos somos dioses, energía divina, uno con Dios y, por lo tanto, nunca nos hemos separado de Dios y mucho menos que él esté de acuerdo con la separación entre nosotros.
Una teología que admita que Dios aún se comunica con nosotros, sin que se necesite ser especial o superior a los demás y,  mucho menos tener poderes sobrenaturales. Una teología en la que cualquier persona que lo desee, con toda su alma, puede convertirse en profeta, rabino, maestro o sacerdote, sin importar el género, el color de piel o preferencias sexuales; que asegure que cualquier persona en la actualidad puede convertirse en uno de los antiguos profetas y sea modelo de vida para los demás. “Las obras que yo hago también ustedes las harán; y harán obras aún más grandes que éstas” advirtió Jesucristo.
Que enseñe que los profetas de las religiones lo fueron por voluntad humana y ¿por qué no? divina también; y por tanto todas las religiones pertenecen a un mismo Dios.
Que enseñe que si todos nos comprometemos a mejorar a diario, mediante un ejercicio de autosugestión lograremos mejorar el inconsciente colectivo de la “humanidad”; que enseñe el gran poder que ejerce nuestro subconsciente en nuestros actos. No hay por qué escandalizarnos de que alguien piense y actúe como un profeta, con tal de que lo sea para ayudar a construir un mundo mejor.
Una teología que nos enseñe que Dios no necesita nada de nosotros; porque a Él le basta que oremos dando gracias por todo lo que logramos, de acuerdo con nuestra responsabilidad, responsabilidad que nos debe impulsar a hacer lo que debemos hacer en todos los momentos de nuestras vidas.
Que predique un Dios que si no quiere nada, no obliga a nada, porque Él lo es todo. Una nueva teología que no predique que Dios nos concede todo lo que necesitamos, porque nos vuelve irresponsables, perezosos y atenidos a Él, así evita generar pedigüeños de favores divinos, que por estar pidiendo a Dios no hacen lo que se debe hacer en el momento oportuno.
Una teología que nos enseñe lo benéfico que es la oración auto sugestiva de la vivencia AMPM para mejorar las normas que posibiliten la convivencia pacífica y feliz.
Una nueva teología que nos enseñe que todos los humanos somos hijos de un mismo Creador; que Dios es espíritu universal y como nosotros somos espíritu también, entonces somos dioses, y como tales somos hermanos espirituales y carnales.
Una nueva teología que nos ayude a construir una mejor sociedad humana con inspiración divina, amor, compasión, perdón, aceptación, tolerancia, comprensión, paciencia; porque así es como nosotros viviremos a imagen y semejanza de Dios.
Una teología que no ofrezca salvación exclusiva ni exija aportación económica para salvarse. Una nueva teología que enseñe que el alma es inmortal, que el cuerpo es prestado temporalmente, que si tenemos un cuerpo, pero nosotros somos más que un cuerpo y por lo tanto tiene importancia nuestra alma (o espíritu de vida) a la hora de satisfacer necesidades materiales y espirituales; y que el alma es de origen divino, porque todos somos dioses.
Los que estén de acuerdo y propaguen una Nueva Concepción Teológica, una Nueva Teología, aceptarán que es necesario un nuevo Libro Sagrado Universal, concebido por todos nosotros, que bien podría llamarse Tercer Testamento.
Las diferencias no deben dividir. En la variedad está el placer y las diferencias son buenas. Ser diferente no es ser mejor o peor, superior o inferior, perfecto o imperfecto, más grande o más pequeño, ni preferido o rechazado por Dios.
Estoy consciente que las actuales creencias tan arraigadas no permiten concebir un Dios que no premia y castiga; pero después de varias generaciones viviendo con una NCT (Nueva Concepción teológica) estoy seguro que los futuros humanos verán absurdas nuestras actuales creencias.
Hay quienes sostienen que la religión no debe ocuparse de la creación de nuevos órdenes sociales político-económicos ni de la preservación de los antiguos; y que ella alcanza su ministerio social más alto cuando tiene la menor conexión con las instituciones seculares de la sociedad. No estoy de acuerdo, porque debemos evolucionar de manera dialéctica, es decir, simultánea e interdependiente en lo religioso, filosófico y científico. Lo uno conlleva a lo otro. El humano es un todo, no debemos concebirlo por parcelas. Los religiosos y los seculares, colectivamente, pueden contribuir a la madurez política, a la justicia económica, al progreso filosófico y al avance científico de la sociedad.
Por eso también necesitamos de una nueva concepción filosófica, para que las personas de fe no rechacen a los filósofos y a los científicos.
En mi monografía titulada Filosofía, religión y ciencia-Una solución integral a la crisis mundial, publicada en Monografías.com, después de explicar el ABC de la filosofía, esquematizada en dos concepciones filosóficas, propongo una tercera concepción filosófica.